Aquest es el blog de Climent Sabater

Aqui es on vull depositar el que vaig escrivint o he escrit al llarg del temps. El contingut dels meus escrits, es divers, pero habitualment tenen caire reivindicatiu o social



Fixau-vos que la data de publicacio, normalment, no coincideix amb la data en que es va escriure.



A MIS AMIGOS CASTELLANOPARLANTES:

Os pido un poco de paciencia, hasta que tenga
tiempo de traducir los escritos.



dilluns, 10 d’abril del 2017

JUSTICIA


Hace un par de semanas, algunos colaboradores habituales del Diario, coincidieron –sin convenirlo previamente- en el mismo tema: que vivimos en un mundo injusto y, en Menorca, también.
Uno escribía sobre las causas del incremento del consumo de drogas en Menorca, otro de que los dirigentes políticos son “cortos de miras” y otro de los peligros de “morir de éxito” si sólo promocionamos el turismo como sustento económico de esta isla.
Pero hay un detalle común entre todos ellos: su consideración de situación injusta, no es lo mismo que ilegal. Es decir, no es punible por nuestro sistema judicial, al que llamamos de forma abstracta (la) JUSTICIA, no. Ellos no denuncian unos hechos que van contra la Ley, pero hablan de injusticia.
¿De qué están hablando entonces?
Pienso que de un concepto más amplio que la forma seglar de justicia. Hablan de justicia social.
Casualmente, estos días, he podido estudiar algo las teorías de justicia social de John Rawls (1921-2002), que dice cosas como “La justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento”. “Una teoría, por muy atractiva, elocuente y concisa que sea, tiene que ser rechazada o revisada si no es verdadera. Igualmente, aunque las leyes e instituciones sean ordenadas y eficientes: si son injustas han de ser reformadas o abolidas”. “Siendo las primeras virtudes de la actividad humana, la verdad y la justicia no pueden estar sujetas a transacciones”. Son pensamientos y argumentos contenidos en su libro TEORIA DE LA JUSTICIA, con el cual es reconocido dentro del mundo del pensamiento.
Rawls, desarrolla un ingenioso argumento, al que llama EL VELO DE LA IGNORANCIA, por medio del cual, plantea una suposición: si las personas fuéramos ignorantes de nuestra situación personal, a nivel económico y social, de procedencia y otros, previamente al momento en el que –entre todos- promulgáramos las leyes y normas de convivencia, éstas serían justas y equilibradas, ya que nadie sabría si en su vida tendrá más o menos oportunidades y, pensando de forma egoísta, haríamos leyes y normas sociales justas (porque no sabríamos que nos va a tocar vivir: si seremos ricos o pobres o si tendremos más o menos oportunidades en la vida). De esta forma, podríamos evitar que los hombres nacidos en posiciones sociales diferentes tengan diferentes expectativas de vida, determinadas, en parte, tanto por el sistema político como por las circunstancias económicas y sociales. También podríamos evitar que las instituciones de una sociedad, favorezcan ciertas posiciones iniciales frente a otras. Son desigualdades especialmente profundas. No son sólo omnipresentes, sino que afectan a los hombres y  sus oportunidades iniciales de la vida y, aun así, no pueden ser justificadas apelando nociones de mérito o desmérito, explica Rawls.
Este último, es un punto muy importante. La mayoría de grupos sociales defienden sus posiciones o status quo, a partir de una (supuesta) legítima pertenencia (a veces por nacimiento) a determinado nivel social. Y muchas veces esta pertenencia no es un mérito propio. Como tampoco es un desmérito, formar parte de grupos sociales desfavorecidos; en todo caso, es injusto.
Ejemplos como esta teoría, dan la razón a afirmaciones como la de José Múgica (expresidente de Uruguay), cuando está hablado de que es posible abastecer a toda la humanidad de los medios necesarios para sobrevivir todos: “Tenemos los conocimientos, tenemos los medios. Sólo nos falta la dirección”.
Si, además, entendemos a la justicia en general, como sinónimo de imparcialidad, también hay que evitar los dos extremos (tan habituales hoy en día, en la era de la información): Ni aceptar a “pies juntillas” todo lo que dicen aquellos que saben más que nosotros, ni rechazar todo lo que va en  contra de nuestras convicciones/creencias. Es imprescindible investigar imparcialmente, para descubrir la verdad.
En un futuro cercano, tendremos muchos problemas. I no será menor el tema de la ocupación. No habrá trabajo suficiente para todos. Ya ha quedado demostrado, de forma irrefutable, este extremo. Aplicar la justicia social para resolver las graves dificultades que, como especie, tendremos, puede ser una buena salida. Claro que la justicia es intrínseca con la igualdad y va hermanada con la libertad. Y, personalmente, creo que, además, hay que añadir valores como la solidaridad, la cooperación, la empatía y la sinceridad autoimpuestas.
En menos de una generación, estoy convencido, vendrán muchos cambios y muchos problemas ahora desconocidos y, aparentemente, irresolubles. Pero mi nieto, de 12 años, me dio una lección de esperanza y optimismo el otro día, cuando le sugerí escribir sobre dónde y cómo se veía él dentro de 20 años. El escribió: “Ya tendré 32 años, estaré casado y con dos hijos. Seré militar en el paro, porque las guerras se habrán terminado”.



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